La novela ‘El robo de la catedral’ recuerda hechos que conmocionaron en 1935

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El pamplonés José Luis Díaz Monreal ha presentado hoy su novela «El robo de la catedral», basada en unos hechos reales, el robo del tesoro íntegro de la seo pamplonesa, ocurridos en 1935 que «conmocionaron a la sociedad pamplonesa y navarra, pero también a la española e incluso a la mundial».

Así se indica en la presentación, en la que se recuerda que fue en las noches del 9 al 10 y del 10 al 11 de agosto de 1935 cuando fue robado el tesoro íntegro de la catedral de Pamplona, que estaba compuesto por multitud de joyas, religiosas y profanas, como cálices, copones, rosarios, anillos, brazaletes, collares, pectorales, diademas, monedas de oro antiguas y una gran cantidad de piedras preciosas sueltas.

«El valor de todo ello como material (oro, diamantes, esmeraldas) era inmenso, pero aún lo era mucho más el valor artístico y la antigüedad de muchas de las piezas, especialmente de cinco de ellas», señala el autor.

Se trata de una arqueta árabe, fabricada en Córdoba en 1004, de valor incalculable y que actualmente se conserva en el Museo de Navarra; el lignum crucis, con reliquias de la cruz en la que crucificaron a Cristo, donadas por el emperador de Bizancio al rey de Navarra Carlos III en los primeros años del siglo XV.

Otras piezas valiosas eran el toisón de oro, máxima distinción que otorgaba el ducado de Borgoña, en este caso concedido a Carlos III a principios del siglo XV; y las coronas de la Virgen y el Niño, construidas en oro y con cientos de piedras preciosas.

La novela se basa en un trabajo previo de investigación realizado en los archivos catedralicios y judiciales, completado con la documentación proveniente de las hemerotecas y los testimonios de personas contemporáneas de los hechos.

El relato se mantiene fiel a lo sucedido en agosto de 1935, de forma que «un ochenta por ciento de lo que se cuenta es lo que sucedió realmente. Casi todos los personajes aparecen con sus nombres reales y completos», según el propio Díaz.

«Al novelarla le he añadido un principio y un final. Ahora bien, lo que yo me he imaginado al escribir la novela, lo que me he inventado, no quiere decir que no ocurrió tal como lo describo. Estoy convencido de que si los hechos no fueron tal como los cuento, sucedieron de una forma parecida», indica.

En cuanto a los hechos, pese a que el juicio se celebró en 1937, en plena guerra, no se llegó a desentrañar la verdad de lo ocurrido, «porque ni la policía ni el juez quisieron entrar en el fondo de lo sucedido, y ello, seguramente para que no resultara implicado el cabildo catedralicio, lo que hacía que el tema fuese tabú».

Se trata de una novela policíaca, estructurada en catorce capítulos, a los que final se añade otro, en el que se cuentan los hechos tal como ocurrieron en la realidad, y dos anexos que complementan la narración.

Diario de Noticias