Homenaje institucional a los maestros navarros represaliados por el franquismo

Ahaztuak 1936-1977
De i a d, Juan José Fierro Pérez, hijo de Justo Manrique Fierro Latorre; Asun Larreta Ayesa, nieta de Juan Eulalio Larreta Larrea, y Marysa Navarro Aranguren, hija de Vicente Navarro Ruiz, en el momento en el que Barkos y Aznárez descubrieron la plac


Los más de 300 docentes e inspectores de educación que fueron represaliados por el franquismo en Navarra, 33 de ellos asesinados, han recibido hoy un homenaje institucional de reconocimiento a su labor, recuperación de la memoria democrática y defensa del «derecho a la verdad, justicia y reparación».

El acto ha sido organizado por el Gobierno de Navarra y al mismo han asistido junto a los familiares de los homenajeados las presidentas del Ejecutivo y el Legislativo, el alcalde Pamplona, los consejeros de Presidencia, Relaciones Institucionales y Educación, el Defensor del Pueblo, y representantes de grupos parlamentarios y entidades locales.

Una placa conmemorativa y un gran panel con los nombres de todos ellos en la fachada de la antigua escuela de Magisterio ha servido de escenario para las emotivas palabras de recuerdo que han tenido cinco familiares en representación todos los presentes para mostrar su agradecimiento al Gobierno por esta iniciativa después los años transcurridos.

A todo ellos la presidenta de Navarra, Uxue Barkos, les ha asegurado el «compromiso» de su Gobierno «con la recuperación de la memoria democrática de Navarra y con la defensa del derecho de las víctimas a la verdad, la justicia y la reparación con la colaboración de todos».

Antes Barkos ha señalado cómo tras el golpe militar del 36 se quiso borrar toda disidencia también entre los empleados públicos, una «depuración» que fue «especialmente amplia e intensa» entre los maestros, profesores e inspectores de educación por defender que «la educación debía convertirse en motor de progreso» y «pilar de una sociedad más moderna, capacitada y libre».

Estos valores «los puso en el punto de mira» del franquismo, ha dicho la presidenta de Navarra, que ha apostado por avanzar hacia «una convivencia real» desde la memoria de la sucedido para construir así «una sociedad más justa, más ética, más democrática y más solidaria».

Por ello ha recordado que éste está siendo un año «intenso en actos de reconocimiento y reparación a las víctimas de la cruenta violencia desatada en Navarra tras el golpe», aunque ha lamentado que llegan «muy tarde» y «todavía no son unánimes».

Han pasado 80 años y para Barkos es el momento de rendir estos homenajes «desde el recuerdo de lo ocurrido, desde el reconocimiento del daño causado, desde la reparación a las familias por el dolor infringido, desde la reivindicación de la dignidad de las víctimas, desde la restitución de su memoria y de la memoria democrática de Navarra» para así avanzar.

Terminada su intervención, autoridades y familiares han ido depositando claveles rojos bajo el panel que recoge los nombres de todos los docentes represaliados.

De manera ya más privada, cada familia de los maestros asesinados ha recibido como cierre del homenaje uno de los 33 cilindros metálicos que con el nombre de su ser querido había presidido el homenaje.

Diario de Noticias, 10 de Septiembre de 2016


Reparación para 300 docentes represaliados y asesinados tras el golpe franquista

– El Gobierno foral homenajea a cientos de maestros con una placa en la antigua Escuela de Magisterio de Pamplona
-Para los familiares, el acto hace justicia y devuelve la dignidad a sus antepasados

Junto a la antigua Escuela de Magisterio y sobre un fondo musical interpretado por txistularis, la lectura de los nombres de los 33 maestros asesinados como consecuencia del golpe militar de 1936 enmudeció a la multitud que acudió al homenaje que el Gobierno foral rindió ayer a los más de 300 enseñantes represaliados por los franquistas. “Esta ceremonia rompe el silencio sobre un pasado enormemente doloroso”, aseguró Marysa Navarro Aranguren, hija de Vicente Navarro Ruiz, represaliado por el relevante papel que desempeñó en la enseñanza en Navarra durante la época republicana. “Hablar del pasado, hablar de lo que unos sabían pero muchos no querían que se oyera, es esencial no sólo para convivir sino para que las generaciones futuras puedan construir mejor lo que hemos hecho en el pasado”.

Ocho décadas después de ser depurados, represaliados e incluso algunos asesinados, más de 300 maestros y maestras tuvieron por fin su merecido reconocimiento. “Este acto, como otros, llega tarde, muy tarde. Aún no son unánimes, pero cuentan ya con un amplio consenso social y cada vez un más amplio consenso político. Son actos urgentes e imprescindibles, pero que no habían sido abordados hasta ahora con decisión por parte del Gobierno”, reconoció la presidenta del Ejecutivo foral, Uxue Barkos. La represión, recordó, “se llevó por delante la vida de miles de personas y también supuso prisión, saqueos, multas, humillaciones públicas, exilio y la depuración profesional”. Pero si en un sector esa depuración fue especialmente amplia fue el de magisterio. “Más de 300 docentes fueron sancionados por defender que la educación debía convertirse en motor de progreso, en uno de los pilares de una sociedad moderna, más capacitada y más libre. Muchos maestros y maestras eran el exponente de esa renovación, también pedagógica, que llegó a todos los rincones de nuestra tierra. Eso les puso en el punto de mira de quienes no querían ver cuestionada su hegemonía política, social, religiosa, moral y cultural”.

agradecidos En el transcurso del homenaje, en el que participaron 288 familiares de los homenajeados y representantes de más de treinta ayuntamientos, se descubrió una placa conmemorativa y se exhibió un panel con los nombres de los 33 docentes asesinados y de los represaliados. Aparte de Barkos tomaron la palabra familiares de cinco homenajeados. Todos coincidieron en agradecer al Gobierno foral y a las asociaciones memorialistas la celebración del acto y el trabajo que desarrollan para devolver la dignidad a las y los asesinados y represaliados por el franquismo y por la reparación moral que ello supone para sus familiares.

Desde EEUU, la historiadora Marysa Navarro Aranguren regresó a la ciudad que le vio nacer hace 84 años para participar en el homenaje. Su padre, Vicente Navarro Ruiz, de Cárcar, fue uno de los maestros que sufrió represalias por enseñar. “Es un acto de justicia que agradece y reconoce la labor de los profesionales de las escuelas e institutos de Navarra, labor destruida el 18 de julio del 36. Nos devuelve los nombres de los que con su esfuerzo y entusiasmo quisieron construir una sociedad más democrática, igualitaria y justa”, afirmó Navarro, que recordó la vida de su padre y las penurias que vivieron en el exilio. “La transición implantó el olvido pero lo cierto es que la violencia existió. Las heridas que sufrimos miles de hombres, mujeres y niños no se cerraron nunca y no pudieron ser olvidadas. Esta ceremonia rompe el silencio sobre un pasado enormemente doloroso”.

El maestro Juan Eulalio Larreta corrió peor suerte que su colega Navarro. “A mi abuelo su hacer cotidiano le costó la vida”, recordó su nieta Asun Larreta Ayesa. “Llevaba 6 meses asesinado cuando le abrieron un expediente de depuración, según consta en el mismo, por tomar parte muy activa en el triunfo del frente popular. Lo depuraron en 1939, lo mataron en julio del 36”, expuso Larreta, quien reconoció que “la desaparición de mi abuelo no se empezó a recuperar hasta 2004 . Sus hijos e hija murieron sin ver la reparación de su padre”. Gracias a las asociaciones memorialistas, esta familia ha devuelto la identidad a Juan Eulalio. “Durante más de 75 años buscando la verdad de los hechos nos hemos sentido ninguneados, desatendidos cuando no maltratados. En los últimos años estamos reparando a estas personas en alguna medida. Nos falta hacerles justicia, verdad y reparación”.

Otro nieto Adolfo Bescos Fierro recordó a su abuelo Justo Manrique Fierro Latorre. “Les asesinaron porque a lo que más miedo tenía el militarismo era a la educación. La educación había avanzado en muy poco tiempo de forma exponencial. ¿Por qué se cargan a 33 maestros sin que ninguno estuviera metido en cuestiones de guerra? Porque temen a la educación progresista, laica y gratuita que se intentó implantar en la República”.

En esta misma línea, Abel Zabalza, nieto de otro de los maestros asesinados Ricardo Zabalza Elorga, recordó que “el enseñante es el coach, el que conduce a la inteligencia a desarrollarse. ¿Dónde está el crimen? La respuesta la da don Miguel de Unamuno cuando dice “venceréis pero no convenceréis”. Sacaron la pistola y dieron muerte a la inteligencia. Por eso mataron a estas personas que sólo querían enseñar”.

Por último, Julio Fernández, a quien los golpistas dejaron huérfanos con 3 años al asesinar a su padre Juan Fernández Mira, aseguró que el día de ayer “es lo mejor que me ha ocurrido”. “No veo y estoy muy mal pero prometí que vendría aunque fuera rodando”, aseguró Fernández, que al igual que otros tres intervinientes no reside en Navarra. “Nuestros padres murieron porque ese grupo de prepotentes no querían que los maestros diesen formación a la gente; se les acababa el chollo”, aseguró este hombre, quien recalcó que “Navarra está a la cabeza en reparación de la memoria”.

Diario de Noticias, 11 de Septiembre de 2016